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#Arte

Bazar de Fin de Semana Zona Maco

 

 

Por Raúl Muñóz

Zona Maco
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Durante la semana del 5 al 9 de febrero se llevó a cabo la ambiciosa feria considerada como el evento artístico más importante de América Latina, donde se reunieron 19 galerías que presentan proyectos en solitario por artistas jóvenes entre 24 y 35 años en el área de Nuevas Propuestas, 21 galerías en Zona Maco sur donde se abordan movimientos sociales y políticos del mundo dando la posibilidad al espectador de reevaluar su entorno; 6 galerías centradas en arte moderno, y 22 galerías que fusionan arte y diseño en lo que más bien parecía un bazar. Galerías de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Islandia, Estambul, México, Perú, Portugal, España, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido, Uruguay, EE.UU. y Venezuela.

 

Alrededor de 1077 obras para mostrar todo lo que sucede en el mundo del arte contemporáneo, sus tendencias, corrientes y discursos de cada uno de los artistas en sus diversos formatos y disciplinas. Una atmósfera artística donde convivieron creadores, coleccionistas, curadores, amantes de las artes y publico en general en un ambiente de júbilo y exaltación dando una nueva personalidad a la escena artística en México, abriendo las posibilidades para fortalecer la identidad de América Latina en el mercado mundial del arte. Sin duda un gran esfuerzo por incentivar el potencial artístico comienza a emerger. Los organizadores indicaron que esta 11 ª edición de la feria de arte Zona Maco estaba regida por los lineamientos de la Société Anonyme organización de arte fundada en 1920 por Katherine Dreier, Man Ray y Marcel.

 

Después de describir todo lo grandioso de este evento, desde la perspectiva de sus organizadores y participantes, si bien es cierto que esto es una posibilidad que ningún otro museo o institución cultural en México puede ofrecer. Pero... ¿Qué pasa con el público? Como se puede leer en diversos muros de diferentes redes sociales este evento no fue bien aceptado. Un gran número de críticas negativas fueron expresadas en torno a la exposición acompañadas de fotografías de las diferentes obras. Habrá entonces que hacer hincapié y tratar de categorizar la corriente de este evento que estaba realizado para y por burgueses.

 

¿Qué pasa entonces en la mente de todos esos organizadores y artistas, en donde las “obras de arte” hacen denuncia del consumismo excesivo que promueven algunas marcas del capitalismo y denuncias de referencia social y política reflejadas en cuadros de 40 mil pesos? ¿Entonces donde queda la idea de que el arte es para denunciar lo político y socialmente incorrecto? ¿Juntar y envolver basura es arte? Si no es así, entonces ¿qué es el arte en un mundo como el actual? ¿De qué manera el artista debe empezar a moverse para que su expresión logre dejar huella y realmente provoque el flujo de emociones?¿Es esto arte? Cuestiones que quedan latentes ante la mirada del neófito o incluso del “experto”. ¿Somos tan conocedores del arte que podemos distinguir el buen arte del malo arte? Nuestro sistema educativo nos da las armas y herramientas para poder leer el arte, pero, ¿podremos distinguir un Picasso de cualquier rayón de un artista contemporáneo?

 

¿Podrías distinguir un cuadro pintado por Jackson Pollock de uno por Secundino Hernández?

 

A lo largo de mi recorrido el día domingo 9 de febrero por los pasillos y stands de las diferentes corrientes noté que el público no se tomaba la mínima molestia de permanecer por más de 5 minutos frente a cualquier obra y realmente observarla, pasaban de largo con sus bebidas en una mano y sus smartphones en la otra. De un stand a otro posando frente a las obras exhibidas para capturar una imagen. Entonces la crítica que se lee en las redes sociales será valida en los casos: llegar casi corriendo, posar de espaldas al cuadro “Pure Pleasure” de Víctor Castillo y enseguida pasar a la otra sección del recinto entre una multitud de “hipsters selfies” desesperados por tomarse la mejor foto con un filtro adecuado para compartirlas en Instagram.

 

Se me ocurrió en ese momento un sencillo ejercicio: preguntar a cualquiera de esos “hipsters selfies” cuantos personajes conformaban la obra, o por qué había decidido tomar la foto que en ese cuadro le gustó más, si conocía el nombre del cuadro o del artista mismo, más allá de la idea de que un trabajo sea malo o no, seguramente no sabría qué responder porque no tenia la menor idea de lo que acababa de ver.

 

La exposición estaba enfocada para incentivar la función social del coleccionismo como medio para que el artista siga creando, la exposición al final quedaba reducida a un gran bazar y al pequeño número de personas, que podían comprar una obra, parecía un evento más bien de sociales, por los pasillos se podían ver desfilar a diferentes personas de varios medios como música y televisión, esperando el momento para que macotv los usara como anzuelos para que todos aquellos incautos pudieran caer al bazar de arte burgués sin sentido más grande que México pudo haber presentado.

 

 

Fotografías: Raúl Muñoz || Febrero 2014.

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