top of page

#Literatura

Tras la Batalla

 

Por: Alhelí Montalvo Pantoja y Oswaldo Rojas

El 26 de enero uno de los escritores más representativos de la literatura mexicana -durante las últimas cuatro décadas-, falleció de un paro cardíaco provocado por un golpe en la cabeza un día antes. Estuvo hospitalizado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, tan sólo 12 días después de la muerte de Juan Gelman sobre quien escribió La travesía de Juan Gelman publicada (post mortem) en la revista Proceso. Así la muerte de José Emilio Pacheco (1939-2014) deja rápidamente otra perdida en la literatura mexicana.

 

 

José Emilio Pacheco nació en la ciudad de México un 30 de junio de 1939, estudiante de Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde desde estudiante mostró interés en la escritura y literatura lo que lo llevo a colaborar en la revista medio siglo; también fue director de el suplemento de la revista Estaciones, Novedades y Siempre!, en la revista de la Universidad de México donde fue secretario de redacción y de México en la Cultura.

 

Con todo ese trabajo dejó reflejado en sus obras su experiencia en el ideario y costumbres mexicanas, pero probablemente su práctica como investigador en el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) fue lo más representativo en su obra escrita como lo deja ver así varias de sus más grandes obras, El principio del placer, Las batallas en el desierto y No me preguntes cómo pasa el tiempo y, especialmente, La arena errante, Tarde o temprano.

 

Pacheco muestra en su trabajo una mesura con las palabras, no es extenso con lo que se dice y no recurre, si no es necesario, a las metáforas, dejando un trabajo limpio y sincero en su obra narrativa, aunque no por esto deja de rozar fibras sensibles del individuo pues es claro que la forma bajo la que el ser humano deja atrás la niñez, vive una muerte o cómo se relaciona con la gente, adquieren complejidad. En sus textos y en su poesía es evidente la importancia de su país, así como la gente que lo rodea, que sale a la calle, que vive lo mismo que él vive y lo siente a su forma. Toda la obra de Pacheco es una experimentación con la estructura y las reglas de escribir un cuento o un ensayo: se trasmutan.

 

Un hombre preocupado por la política de su país, con mucho que contar, amable con las generaciones soltó todo lo que le fue posible en su literatura, más allá de los amigos y los críticos, para ser parte del México que vivió. ”la gente vive, sufre, se muere. vienen los otros a ocupar su sitio y la casa arruinada sigue viviendo”

 

bottom of page